Tengo un amigo (al que le gusta disfrazarse a menudo de verde) que vive en un país presúntamente laico, es apóstata y seguramente estará excomulgado; hasta ahí todo bien (aunque sólo le falte ser gay y haber abortado para ser la reencarnación del mismísimo lucifer) Pero mi amigo, en uno de sus momentos de reflexión, comenzó a sentirse avergonzado de su situación ¿por qué? porque aunque él se haya olvidado de la iglesia, la iglesia no se ha olvidado del todo de él...
Resulta que en ese "país laico" del que hablábamos, se destinan más de 6.000 millones de euros al año para financiar a la iglesia ¿y de donde sale esa "financiación"? pues evidentemente de los bolsillos de todos los ciudadanos y ahí es donde entra la grandeza de la iglesia: da igual si los bolsillos son de cristianos, laicos, musulmanes o de seguidores del Monstruo del Espaguetti Volador... la santa iglesia no hace discriminaciones de ningún tipo (ojo, en este caso) y nos trata a todos por igual; a la hora de cobrar, vale hasta el dinero homosexual... (¡y eso que están atentando contra la mismísma creación! para que veais la bondad y capacidad de perdón que tiene la iglesia)
Y es que ¿donde están nuestros valores? ¿que ha sido de la moralidad? nosotros les criticamos a diestro y siniestro y ellos, en su infinita bondad y como dicen las escrituras, se limitan a poner el otro bolsillo (¿o no era así?)
Tue, 12 Jan 2010 - Archivado en Cómo somos..., Ver para creer, Sociedad (limitada) y Cosas de la rana