Siempre ha habido "parejas públicas" que en realidad, puertas adentro eran mal avenidas, como Martes y trece, Alonso y Hamilton, Pimpinela (aunque con estos la tortura era para nosotros, al tener que soportar que lo cantaran a los cuatro vientos) las Spice Girls (sí, se que son más, pero si sumamos sus resultados en el "Brain Trainer" cuentan como dos... si llega) y ahora, se ratifica la que se estaba postulando como la próxima relación de amor-odio entre dos compañeros: Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón.

En el último episodio de su historia conjunta, Esperanza Aguirre habría provocado la exclusión de Gallardón de las listas del PP para el Congreso (con lo que le costó al pobre Alberto que Mariano se fijara en él). Al parecer, la presidenta de la Comunidad de Madrid habría amenazado a Rajoy con dimitir de su cargo para presentarse ella también a las polémicas listas (si es que... culo veo, culo quiero, ¿o será que "Espe" quiere estar igual de posicionada que Alberto, no sea que Rajoy "tropiece" y de caiga en las próximas elecciones?)

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Para sorpresa de los asistentes, Aguirre amenazó con dimitir si Gallardón era incluido en la candidatura, de forma que, eliminado el obstáculo legal, ella misma pudiera formar parte de la lista electoral. El alcalde aceptó el envite, pero no así Rajoy que, ante el escándalo en ciernes, decidió prescindir de Gallardón. Aguirre se había salido con la suya.

20 minutos.

Sea como sea, la maniobra ha tenido éxito, ya que a pesar de que a un día de hacerse públicas las listas, Gallardón aparecía en casi todas las quinielas, al final ha acabado no figurando en ellas (y por supuesto, es una decisión que Mariano Rajad... Rajoy ha tomado "libremente")

Pero no acaba aquí la cosa, todo esto habría provocado que, según fuentes cercanas al alcalde, Gallardón le haya comunicado a Rajoy su intención de dimitir de su cargo y abandonar la política después del 9 de marzo (fuentes de una credibilidad "determinada" aseguran que en ese momento, en el despacho de al lado pudieron oirse gritos de júbilo que parecían pertenecer a Zaplana, Acebes y Espe, acompañados del sonido de botellas de champán -no cava, eso nunca- descorchándose)

Y es que, hoy por hoy, en PP uno no puede parecer "moderado".