Hola a todos, ya estamos de vuelta (lamentablemente) de nuestras "vacaciones en el mar". Toda una semana totalmente desconectados de los políticos, obispos, periodistas incendiarios, etc... de nuestro país y ¿con que nos encontramos a la vuelta? pues nada menos que con un presidente regional del PP, Josep Piqué, que reconoce abiertamente que se cometieron "errores muy serios" en la guerra de Irak (unas decenas de miles de muertos de nada)
El presidente del PPC, Josep Piqué, ha reconocido hoy que se cometieron "errores muy serios" en la guerra de Irak apoyada por el anterior Gobierno del PP, y ha puesto como ejemplo "la convicción de que había armas de destrucción masiva", algo que "se ha visto que no era así y hay que reconocerlo".
20 minutos
No sabemos si Piqué ya se ha cansado de su pelo plateado (cuando se entere el del bigote se le va a caer del todo) o si está intentando "suavizar" su imagen y la del PPC, ante la proximidad de las próximas elecciones del 2 de noviembre en Catalunya (como si tuviese alguna posibilidad... ¿alguien le ha explicado que se presenta por el PP?) pero lo que está claro es que sus declaraciones no van a sentar demasiado bien en la cúpula de su partido (¿reconocer que Aznar se equivocó? ¿y qué será lo siguiente? ¿admitir que lo del 11M no fué cosa de ETA?)
Pero el presidente del PPC no se ha quedado ahí, también le ha quedado tiempo para cargar contra ciertos "medios de comunicación de la derecha española" que tratan de "marcar la agenda" de Rajoy (¡uy lo que ha dicho! a éste Acebes no le abre una línea de investigación... le abre todo un polígono) además de acordarse de "enviarle un mensajito" a un amigo:
Refiriéndose concretamente al comentarista de la COPE, Federico Jiménez Losantos, Piqué señaló al alumno que le preguntaba que "usted debe saber lo que este periodista opina cuando yo no estoy delante, que no es lo mismo que lo que me dice cuando estoy" en su programa.
Siglo XXI
Y es que los nervios preelectorales son muy malos... habrá que oir lo que opina Federico de él mañana.
Tue, 05 Sep 2006 - Archivado en Ver para creer y Ver para creer
Hoy he leído una noticia que, aunque pueda parecer surrealista, no me ha sorprendido en absoluto. Y es que el nuevo candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, ha contratado para su campaña nada menos que a uno de los guionistas que realiza los monólogos de Andreu Buenafuente, Gerard Florejachs (un humorista como asesor ¿estará descubriendo el santo grial de la política?).
Montilla sólo ha comentado respecto a este curioso fichaje para preparar su asalto a la presidencia de la Generalitat que el PSC quiere contar con "buenos profesionales en cada uno de los distintos campos de la campaña".
Florejachs era el encargado de escribir los monólogos de Andreu Buenafuente en el programa de Antena 3 que llegó a desbancar en algunos días a Crónicas Marcianas en el liderazgo televisivo de la noche.
20 minutos
Y lo que yo me pregunto ahora es ¿en qué campos de la campaña necesitan a un profesional del humor? ¿aparecerá Montilla a partir de ahora abrochandose y desabrochándose una y otra vez la americana? ¿aprenderá a decir aquello de "abogadoo"? (aunque quizás en esto ya tenga experiencia) ¿o acaso pretende derrotar a sus oponentes matándolos de risa en los debates?
Pero como decíamos al principio, la noticia no me ha sorprendido lo más mínimo. Es más, desde Cosas de Ranas ya habíamos hecho notar en los últimos meses la tendencia de nuestros políticos hacia el humor, e incluso habíamos sugerido la posibilidad de que un hecho como este pudiera producirse: primero con Zapatero y luego con Artur Mas (y mira por donde ha sido "el soso" el que se ha llevado el gato al agua)
Ahora lo que queda por ver es ¿qué harán los demás partidos para contrarrestar esta ofensiva? ¿acabaremos viendo a Los Morancos haciendo campaña con Piqué? ¿o a Mari Carmen y sus muñecos "manejando" a Mas? Señoras y señores, pasen y tomen asiento, el circo está a punto de comenzar.
Montilla sólo ha comentado respecto a este curioso fichaje para preparar su asalto a la presidencia de la Generalitat que el PSC quiere contar con "buenos profesionales en cada uno de los distintos campos de la campaña".
Florejachs era el encargado de escribir los monólogos de Andreu Buenafuente en el programa de Antena 3 que llegó a desbancar en algunos días a Crónicas Marcianas en el liderazgo televisivo de la noche.
20 minutos
Y lo que yo me pregunto ahora es ¿en qué campos de la campaña necesitan a un profesional del humor? ¿aparecerá Montilla a partir de ahora abrochandose y desabrochándose una y otra vez la americana? ¿aprenderá a decir aquello de "abogadoo"? (aunque quizás en esto ya tenga experiencia) ¿o acaso pretende derrotar a sus oponentes matándolos de risa en los debates?
Pero como decíamos al principio, la noticia no me ha sorprendido lo más mínimo. Es más, desde Cosas de Ranas ya habíamos hecho notar en los últimos meses la tendencia de nuestros políticos hacia el humor, e incluso habíamos sugerido la posibilidad de que un hecho como este pudiera producirse: primero con Zapatero y luego con Artur Mas (y mira por donde ha sido "el soso" el que se ha llevado el gato al agua)
Ahora lo que queda por ver es ¿qué harán los demás partidos para contrarrestar esta ofensiva? ¿acabaremos viendo a Los Morancos haciendo campaña con Piqué? ¿o a Mari Carmen y sus muñecos "manejando" a Mas? Señoras y señores, pasen y tomen asiento, el circo está a punto de comenzar.
Fri, 01 Sep 2006 - Archivado en Cosas de la rana y Cosas de la rana
Dentro de unos días voy de boda, uno de esos eventos en los que un hombre y una mujer (o un hombre y otro hombre, o una mujer y otra mujer... es igual, aquí ni el orden ni los factores alteran el producto) deciden unirse de por vida, aceptando de buen grado sus mútuos defectos (sí, y mi abuelo es pirotécnico...) delante de un montón de familiares y amigos de aspecto famélico (la mayoría llevan un día sin comer para aprovechar el banquete)
Cuando llegamos al evento (ya sea ceremonia religiosa o civil) llegan los nervios; el temor oculto más grande en ellas es encontrarse a otra invitada con el mismo vestido o uno muy parecido, el de ellos es no encontrar un bar abierto cerca del lugar de la ceremonia (cada uno tiene como sagrados los lugares que le da la gana) y el de los más pequeños, que al cura le dé por darles un guantazo (en serio, a mí desde que me dijeron que por mi comunión el cura me daría una hostia no he vuelto a pisar una iglesia)
Luego llegan las fotos. Todos los asistentes a la boda tienen que hacerse la foto de rigor con los novios, y todos tienen que hacérsela "ahora". Lo lógico es que se formase una cola, pero no; la gente se coloca en masa justo detrás del fotógrafo (hasta se han dado casos en los que le han metido mano) lista para salir corriendo después de cada flash... como si estuviesen en un concurso televisivo tipo "el gran prix del verano".
Pero las prisas por las fotos tienen un motivo: el aperitivo. Todo el mundo quiere llegar el primero a la barra... y al jamón de pata negra. El aperitivo es lo mejor, es cuando todo el mundo empieza a pasárselo bien en la boda; bueno, todo el mundo menos los camareros, que se encuentran delante de una jauría humana (que ríete tú de las manifestaciones del PP) exigiéndoles martinis, cervezas, sangrías (y algun que otro refresco) de dos en dos y de tres en tres...
Del aperitivo pasamos al banquete, allí si no eres un familiar cercano o miembro de un gran grupo de amigos cercano a los novios, suelen sentarte en una mesa en la que todos son desconocidos entre sí (es como un "mini-reality" pero sin cámaras y vestidos de bonito, lo cual es un decir) y si además tienes mala suerte, te tocará al lado de alguno de los que se llevaban los martinis de tres en tres, y que no parará de gritar "vivan los novios!" cada treinta y cinco segundos (como si no tuvieses bastante con tener que celebrar la entrada de cada plato y cada beso que se dan los novios meneando la servilleta por encima de tu cabeza...)
Y por fín llega el baile, con su correspondiente e inevitable barra libre. Aquí es donde el alcohol acaba corriendo como el agua (no se sabe si es porque es gratis o para intentar paliar el efecto que produce "Paquito chocolatero" tronando por los bafles) y donde los invitados acaban sin corbata y con la camisa desabrochada, preparándose para la siguiente aventura: volver a casa con todos los puntos.
¿Y a qué viene todo esto? Pues bién, como os decía, en unos días me voy de boda... y después me iré de viaje de novios (o de luna de miel, como queráis) por lo que si no me da tiempo de dejar alguna tontería por aquí antes del próximo día 10, nos veremos en octubre...
Un saludo a todos ;)
Cuando llegamos al evento (ya sea ceremonia religiosa o civil) llegan los nervios; el temor oculto más grande en ellas es encontrarse a otra invitada con el mismo vestido o uno muy parecido, el de ellos es no encontrar un bar abierto cerca del lugar de la ceremonia (cada uno tiene como sagrados los lugares que le da la gana) y el de los más pequeños, que al cura le dé por darles un guantazo (en serio, a mí desde que me dijeron que por mi comunión el cura me daría una hostia no he vuelto a pisar una iglesia)
Luego llegan las fotos. Todos los asistentes a la boda tienen que hacerse la foto de rigor con los novios, y todos tienen que hacérsela "ahora". Lo lógico es que se formase una cola, pero no; la gente se coloca en masa justo detrás del fotógrafo (hasta se han dado casos en los que le han metido mano) lista para salir corriendo después de cada flash... como si estuviesen en un concurso televisivo tipo "el gran prix del verano".
Pero las prisas por las fotos tienen un motivo: el aperitivo. Todo el mundo quiere llegar el primero a la barra... y al jamón de pata negra. El aperitivo es lo mejor, es cuando todo el mundo empieza a pasárselo bien en la boda; bueno, todo el mundo menos los camareros, que se encuentran delante de una jauría humana (que ríete tú de las manifestaciones del PP) exigiéndoles martinis, cervezas, sangrías (y algun que otro refresco) de dos en dos y de tres en tres...
Del aperitivo pasamos al banquete, allí si no eres un familiar cercano o miembro de un gran grupo de amigos cercano a los novios, suelen sentarte en una mesa en la que todos son desconocidos entre sí (es como un "mini-reality" pero sin cámaras y vestidos de bonito, lo cual es un decir) y si además tienes mala suerte, te tocará al lado de alguno de los que se llevaban los martinis de tres en tres, y que no parará de gritar "vivan los novios!" cada treinta y cinco segundos (como si no tuvieses bastante con tener que celebrar la entrada de cada plato y cada beso que se dan los novios meneando la servilleta por encima de tu cabeza...)
Y por fín llega el baile, con su correspondiente e inevitable barra libre. Aquí es donde el alcohol acaba corriendo como el agua (no se sabe si es porque es gratis o para intentar paliar el efecto que produce "Paquito chocolatero" tronando por los bafles) y donde los invitados acaban sin corbata y con la camisa desabrochada, preparándose para la siguiente aventura: volver a casa con todos los puntos.
¿Y a qué viene todo esto? Pues bién, como os decía, en unos días me voy de boda... y después me iré de viaje de novios (o de luna de miel, como queráis) por lo que si no me da tiempo de dejar alguna tontería por aquí antes del próximo día 10, nos veremos en octubre...
Un saludo a todos ;)